LA BONDAD REFLEJA LA ESENCIA HUMANA

Es una inclinación natural a hacer el bien, con una profunda comprensión de las personas y sus necesidades, siempre paciente y con ánimo equilibrado.

Actuar con bondad es poder ver lo bueno de los demás, no por haberlo comprobado, sino porque practicándola se evita enjuiciar las actitudes de los demás bajo su punto de vista, además de ser capaz de “sentir” de alguna manera lo que otros sienten, haciéndose solidario al ofrecer soluciones.

La bondad es generosa y no espera nada a cambio.

No necesitamos hacer propaganda de nuestra bondad, porque entonces pierde su valor y su esencia. El hacernos pasar por incomprendidos a costa de mostrar lo malos e injustos que son los demás, denota un gran egoísmo.

El valor de la bondad perfecciona a la persona que lo posee porque sus palabras están cargadas de aliento y entusiasmo, facilitando la comunicación amable y sencilla; sabe dar y darse sin temor a verse defraudado; y, sobre todo, tiene la capacidad de comprender y ayudar a los demás.